El fracaso escolar

22.06.2015 13:00

A ti, que te cuesta aprender

El fracaso escolar

Querido amig@:

Quiero escribirte unas letras para compartir contigo mi visión sobre los problemas de aprendizaje, en concreto, sobre lo que los adultos llaman el fracaso escolar. Ya sabes, cuando llevas un tiempo sacando malas notas, suspendes varias asignaturas y parece que no puedas remontar.

Aquí la cosa se complica, porque cuando sacas malas notas, tus compañeros comienzan a mirarte mal. Tienes la impresión de que tus profesores y profesoras te ignoran o te tratan con desprecio. Te dicen que eres un vago, que no prestas atención, que no haces los deberes, que podrías hacerlo mejor si quisieras y, cuando regresas a casa, sientes que has decepcionado a tus padres. No creas nada de esto. Tienes un problema que te causa pesadumbre y que no sabes cómo resolver. Puede que tu conducta no te ayude a lograr apoyos: quizá te sientas irritado, contestas mal, pasas de todo, desobedeces a tus padres, no prestas atención, no haces los deberes, no estudias… Puede ser que tengas la edad del pavo y estés en las nubes, o también puede ser que tengas un problema que ignoras cómo afrontar. También puede ocurrir que te sientas triste y deprimido por alguna causa en concreto.

  • Si es cierto que estás en las nubes, tendrás que reflexionar sobre tus prioridades. Tus padres deberán poner límites a tu conducta y, aunque les duela, mostrarse inflexibles a la hora de establecer tu plan de estudios (no te preocupes, lo harán con ayuda de tus profesores y educadores). Quizá tengas que sacrificar tus salidas de fin de semana, ver menos la tele o dejar a un lado los videojuegos hasta que superes tus problemas escolares y te centres. Lo primero es lo primero, aunque te parezca un rollo.
  • Si eres de los que te cuesta aprender a pesar de que lo intentas, debes averigüar por qué. Hay muchas causas y la mayoría tienen una solución sencilla. A menudo, lo que ocurre es que no te organizas bien y no estudias de la forma adecuada. Puede ser que necesites un empujón emocional; algo así como: ¡Adelante!, tú puedes… Si pones de tu parte, lo conseguirás con la ayuda de tus padres, profesores y educadores. ¡Seguro!
  • Otra cosa que influye son los problemas familiares. Si en casa las cosas no van bien, puede resultarte difícil concentrarte.
  • Tal vez estés sufriendo acoso escolar o te sientes infeliz en el colegio. Quizás, físicamente no te encuentras del todo bien: todas esas cuestiones influyen en tu rendimiento escolar. Conviene averiguar qué es lo que ocurre y ponerse a la tarea de solucionarlo. Veamos cosas que puedes hacer.

 

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Prevenir y solucionar el “fracaso” escolar

Primero: No hay fracaso que valga

En primer lugar, quiero decirte que la palabra “fracaso” no me gusta nada. Y si la aplicamos al término “escolar” todavía me gusta menos, porque viene a decir que son niños o personas jóvenes las que fracasan. Tienes problemas para aprender, vale. Pueden existir muchas causas que los expliquen, pero de ningún modo eres un “fracasado”: apenas has plantado tus calcetines en el mundo, así que ese término no debe aplicarse en tu caso: nadie debería utilizarlo. Tienes toda una vida para resolver tus problemas (eso sí, no desaproveches la ocasión de hacerlo mientras eres joven). Ahora ya lo sabes: no hay fracaso que valga. Tienes dificultades que vamos a resolver. ¿Estás de acuerdo conmigo?

1. Es cuestión de compromiso

Para poder solucionar tus problemas de aprendizaje, debes desearlo en serio y comprometerte con ello. Al principio, te puede resultar difícil modificar tus hábitos de estudio o hacer deberes “extra”. 
Piensa en esto:

 

“No lo hago ni por mis padres ni por mis profesores ni por el qué dirán mis compañeros. Lo hago por mí mismo. Para convertirme en la mejor persona que pueda llegar a ser; para ver el mundo desde un punto de vista más amplio; para labrarme un futuro que me ilusione; para controlar mejor mis emociones y para conseguir el mayor rendimiento posible de acuerdo con mis capacidades. Así conseguiré un mayor bienestar. Así conseguiré ser feliz y hacer felices a los demás.”

2. ¡Necesito ayuda!

¡Cuánto nos cuesta pedir ayuda!, ¿verdad? A veces, no somos conscientes de que la necesitamos; en ocasiones, nos avergüenza sentirnos diferentes a los demás y, por ello, dejamos de pedirla. Otras veces no queremos dar la nota en nuestro grupo de amigos…

Tus padres deben ser conscientes de que piensas así. Pídeles ayuda si no se han dado cuenta: no tienen ojos en el cogote y, a veces, ignoran cómo actuar de la manera adecuada (convertirte en adulto no te hace infalible: lo descubrirás cuando formes parte del club). Y te garantizo que si acudes a tus profesores, encontrarás grandes aliados en ellos.

Muy importante: Para resolver tus dificultades tenéis que trabajar en equipo: tú, tus padres y tus profesores y educadores. Si todos ponéis de vuestra parte, el éxito está casi, casi, garantizado.

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3. Causas de los problemas de aprendizaje

Como ya te he comentado antes, son muchas las causas que producen problemas de aprendizaje. Algunas tienen que ver con cuestiones emocionales que te impiden prestar atención a tus estudios: puede ser que no te sientas capaz, que no te valores lo suficiente o que pienses que tus padres y profesores piensan que no eres demasiado listo. Puede que tengas problemas con tus compañeros de clase, que te sientas acomplejado por alguna razón, que pienses que no tienes amigos, que tus gustos son diferentes de los suyos… Todas estas cosas hacen que no rindas de acuerdo con tus capacidades. Quizá necesites hablar con tus padres y profesores y buscar un psicólogo que te ayude a recuperar tu autoestima. Y haz caso de lo que te digo:

Eres una persona singular, bella por dentro y por fuera, a pesar de lo que otros digan (por malicia, por inmadurez, por falta de educación…), tienes valores, proyectos que realizar, muchas cosas que aportar. No dejes que nadie te convenza de lo contrario. Defiende siempre los rasgos de tu carácter: eso te hace único, distinto a los demás; no ocultes la música que te gusta aunque ya no esté de moda; siéntete orgulloso de tus aficiones, aunque no sean populares. Sé tú mismo, siempre.

También es posible que te cueste concentrarte. ¿Estás en las nubes en clase? ¿Te distrae el vuelo de una mosca? En muchas ocasiones, se trata de un problema de actitud. Tendrás que poner de tu parte para centrarte: sobre todo, asegúrate de que tu rutina de estudio es la adecuada. Revisa tus horarios… Llegar a casa, merendar y, lo primero, ponerse con los deberes. Marcarte un tiempo: “Tengo cuatro ejercicios de matemáticas y debo terminarlos en una hora. Luego, hacer el resumen de historia y los ejercicios de lengua…” No hay llamadas telefónicas que valgan, ni visitas continuadas al retrete ni tele ni juegos ni pintar bigotes en las ilustraciones del libro. Concentrarse requiere un esfuerzo; se trata de un hábito que adquirirás con la práctica. Sé limpio a la hora de realizar tus trabajos: no dudes en pasar a limpio tus apuntes si dejan bastante que desear; mientras lo haces, memorizas y vas aprendiendo. Son tareas de este tipo las que te harán mejorar tu rendimiento escolar. Y, por supuesto, descartar que no haya problemas físicos o emocionales que hagan que estudiar te resulte difícil.

Tus padres y profesores te ayudarán. A lo mejor tienen que controlar tus tiempos, comprobar que no hablas por teléfono mientras estudias… cosas como estas. Deberán ser inflexibles, aunque amables, si no, tanto esfuerzo no servirá de nada. Aunque tengan que restringir tus salidas de fin de semana, lo harán por tu bien. Más tarde, lo comprenderás y agradecerás su actitud.

Es posible que físicamente no te encuentres bien. ¿Estás seguro de que te alimentas de forma adecuada? ¿Duermes bien? ¿Acostumbras a estar nervioso? ¿Tienes problemas de visión o de audición? Descartar pequeñas deficiencias en este sentido resulta esencial para que rindas en clase. Y si tienes algún problemilla de salud, tómatelo con calma: haz lo que puedas hasta que recuperes las fuerzas.

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4. Conclusiones

Como ves, la mayor parte de los problemas de aprendizaje tienen una solución (relativamente) sencilla. Puede ser que, para ayudarte, tus padres necesiten ir a la escuela. ¿Sabías que hay escuelas para padres? Que no te resulte extraño: ser padre y madre es la tarea más compleja a la que los seres humanos tenemos que enfrentarnos.

Hoy en día, educar no resulta sencillo. En tiempos pasados, nuestros progenitores se ocupaban de las cuestiones relativas a la crianza y de inculcar algunos valores que consideraban esenciales. Eran épocas difíciles en las que vestir y alimentar a los hijos constituía un reto que no siempre se podía alcanzar. Muchos niños y niñas de la edad de nuestros abuelos no pudieron ir a la escuela; en muchos países todavía sucede, sobretodo, en aquellos en los que existen conflictos armados.

En el momento actual, estamos sufriendo una terrible crisis económica. En nuestro país hay millones de personas que han perdido sus empleos, muchas de ellas, incluso, sus viviendas, endeudándose de por vida. Quizá no te lo parezca, pero hay tantísima pobreza a nuestro alrededor…

Es importante comprender la difícil situación que vivimos los adultos hoy en día y no desfallecer en la única cosa que nos puede hacer remontar este mal momento: estudiar, estudiar y seguir estudiando. No dejes de aprender y de formarte. Cuida al máximo tu educación; no necesitas rotuladores nuevos, libretas caras ni mochilas despampanantes: muchos antes lograron grandes cosas con muy poco. Lo que necesitas está dentro de ti. Al menos, lo más importante.

Aun así, en nuestra sociedad, muchos niños tienen las necesidades básicas cubiertas, así que, los padres y madres se preocupan más por el hecho de educar. Las sociedades actuales son complejas, el desarrollo tecnológico y el hecho de que tengamos hijos cuando ya somos mayores, hace que los adultos nos sintamos menos seguros a la hora de decidir qué es lo mejor para nuestros hijos. Hay tantos medios, tantos recursos, tantos juegos, tantas tecnologías supuestamente peligrosas, tantos expertos indicándonos cómo debemos actuar…

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Nuestras vidas de adultos son difíciles: trabajamos muchas horas, estamos cansados, tenemos poco tiempo y tanto que hacer… Un poco de asesoramiento y de ayuda no nos viene mal. Y para esto están las escuelas de padres. Todos unidos para ayudarte a resolver cualquier problema educativo que pueda comprometer tu futuro.

Espero que estas líneas te hayan ayudado a comprender un poco mejor la difícil tarea a la que se enfrentan tus progenitores a la hora de educarte y, sobre todo, espero que comprendas que no existen dificultades de aprendizaje que no puedas superar para alcanzar un rendimiento óptimo de acuerdo con tus capacidades.

Ánimo y mucha suerte en el empeño.

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